Para los amantes de la naturaleza, Chipiona ofrece un fascinante monumento natural: los corrales de pesca. Estos singulares espacios son una herencia de la antigua cultura pesquera de la zona, con un origen que probablemente se remonta a la época árabe. Los corrales de pesca se utilizaban para capturar peces en zonas cerradas por muros de piedra porosa, construidos artesanalmente. Estas piedras están unidas por una mezcla natural de materiales marinos como ostiones, algas y escaramujos, que actúan como un cemento natural, creando un ecosistema único.
El funcionamiento de los corrales es ingenioso y sencillo. Con la marea alta, los peces y otros animales marinos entran en el corral, atraídos por el refugio que ofrece. Cuando la marea baja, los peces quedan atrapados dentro de estas paredes de piedra, facilitando su captura. Esta técnica de pesca tradicional, que se ha mantenido durante siglos, está hoy prohibida para preservar el ecosistema y mantener la biodiversidad de la zona.
Aunque la pesca en los corrales ya no se practica, estos lugares siguen siendo un destino perfecto para los que disfrutan del mar y la vida marina. Al pasear por los corrales de Chipiona, los visitantes pueden observar una gran variedad de fauna marina. La zona está fuertemente influida por las mareas, lo que permite ver cangrejos, camarones, ostiones, peces de roca y diversas especies de algas.
Los corrales de pesca de Chipiona no solo son un ejemplo de ingeniería natural, sino también un testimonio vivo de la historia y la cultura local. Este monumento paisajístico invita a descubrir la rica biodiversidad marina de la costa gaditana, ofreciendo una experiencia única y educativa a todos los que visitan este enclave natural.